Masa how?

En Pidgin English o kamtok, significa ¿Cómo estás? Este blog nace con la intención de transmitir nuestra experiencia como cooperantes en Bamenda (Camerún) con los Escolapios desde enero de 2008. Pasa, estás en tu casa.

jueves, 22 de mayo de 2008

LA CRUDA REALIDAD

El día a día del cooperante no siempre es fácil. Sobre todo, lo que se lleva a veces con dificultad y nostalgia es la gastronomía, y más viniendo del país del jamón. No siempre entra un “achu”, y el njama-njama a veces resulta más amargo de la cuenta. Tampoco resuelven mucho los “gateaux”, una especie de bolas fritas de masa similar a los roscos de Semana Santa. Pero todo se soluciona cuando has avisado a tu familia de la inminente llegada de dos amigos de la Fundación Itaka-Escolapios, Pedro y Berna, a quien desde aquí les mandamos un abrazo muy fuerte: nos ha venido muy bien su visita.

Enteradas de tal acontecimiento, nuestras citadas familias cargaron sin piedad a Pedro y Berna con un paquete de viandas typical spanish: jamón, salchichón, chorizo, caña de lomo, torreznos, queso… Tras unos días de auto-observación, creemos que estamos en condiciones de describir una nueva enfermedad, si puede recibir tamaño calificativo: la hispanorrea. La etiología de la hispanorrea es única: sobredosis de productos ibéricos tras largos períodos de abstinencia (superiores a 5 meses). El decoro y el pudor nos impiden describir la sintomatología de la enfermedad, pero creemos que queda clara. Lo que sí tenemos claro y advertimos es la profilaxis o manera de prevenir la hispanorrea, y es un AVISO A COOPERANTES (que no a navegantes): come jamón con moderación. El tratamiento también está muy claro: adaptación progresiva, lo que en Medicina se conoce como tolerancia: desde aquí animamos a todos nuestros lectores a contribuir a nuestro tratamiento: 200 gr. de cualquier chacina loncheada y envasada al vacío cabe perfectamente en un sobre de esos con burbujitas. Podéis encontrar nuestra dirección postal en la columna de la izquierda. Se agradece carta adjunta.

Bueno, bromas aparte, por aquí seguimos muy bien. En estas últimas semanas ya va oliendo a fin de curso: los nervios empiezan a apoderarse de los escolares que piden a los Fathers que bendigan sus herramientas de escritura, los alumnos de la escuela agraria de Menteh ya se han graduado y empezamos a contactar con la avalancha de voluntarios que tendremos en verano para trabajar en las actividades durante las vacaciones: voluntarios de Yaounde, de Setem Aragón, monitores de la zona (a quienes estamos formando con algunas charlillas), etc.

Continuando con las costumbres y rarezas del país, volvemos al capítulo de la huelga que causó algunas revueltas populares, muchas de ellas simpáticas: recordarán nuestros lectores el episodio del grupo de exaltados que invadieron la planta distribuidora de cerveza Guinness. Perdieron toda autoridad en sus reivindicaciones cuando fueron vistos durmiendo la mona en las inmediaciones de la planta. Pero aquí no quedó la cosa. Al parecer, saciados de la amarga cerveza, parte del botín fue a parar a los domicilios de los asaltantes. Cuentan los rumores que la policía, curiosa ella, se dedicó a buscar la prueba del delito por las casas de los sospechosos. En una de ellas, al entrar, encontraron a la señora de la casa desecha en lágrimas: su marido acababa de morir. Prueba de ello era la rudimentaria tumba que había en el exterior: un cartón escrito con tiza hacía de lápida y el macabro bulto parecía recién removido. Extrañados de no tener constancia del deceso, los agentes, curiosos ellos, decidieron comprobarlo, aún a riesgo de profanar la tumba. Con la primera palada, el clink del vidrio y las cajas de plástico delató a la “doliente”. Los llantos de duelo pasaron a ser de amargura, no sabemos si porque se quedaba sin cerveza o porque se convertía en culpable.

Pues esto es todo por esta semana, amiguitos. Un abrazo y sed buenos.

1 comentario:

Fernando Luque dijo...

jajajaja.... genio y figura! Me alegro de todo, de cómo os "vemos", de la nostalgia (que no sea tanto) y de como, poco a poco, os vais haciendo al lugar. No me alegro tanto del atracón de viandas que os habéis dado. Y es que no se os puede enviar nada. Que ya lo dicen los judíos: todo lo del cerdo es malo. Desde Sevilla, a 18 grados (sic), con mucho, mucho cariño.

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